Imágenes de resonancia magnética funcional identifican que el cerebro de una madre responde de manera diferente a imágenes de sus perros o de sus hijos.
Cada vez es más común que las personas con mascotas se refieran a sí mismas como «padres o madres de mascotas», pero ¿podemos comparar ese vínculo tan estrecho con las mascotas con la relación con nuestros hijos?
Está misma pregunta fue formulada por un grupo de investigación del Hospital General de Massachusetts (MGH). Para responderla estudiaron las patrones de activación cerebral en mujeres cuando observan fotos de sus perros o de sus hijos. Este estudio ha sido publicado en la revista PLOS ONE 10.1371/journal.pone.0107205
Según la co-autora del estudio, Lori Palley del Centro de medicina comparativa del MGH: Las mascotas ocupan un lugar especial en el corazón y en la vida de muchas personas, y hay evidencias científicas que la relación entre mascotas y humanos puede ser beneficiosa para el bienestar físico, social y emocional. Estudios previos avalan que los niveles de oxitocina, hormona relacionada con el vínculo entre madre-hijo, aumentan también en las relaciones humano-mascota. Gracias a la aplicación de nuevas tecnologías de imagen como la resonancia magnética nuclear funcional (fMRI) nos permire comprender la base neurobiológica de esta relación».
Con el objetivo de comparar los vínculos humano-mascota y el apego materno filial a nivel de activación cerebral, se reclutaron para el estudio un grupo de mujeres con al menos un niño de 2 a 10 años de edad y un perro que había convivido al menos dos años con la familia. El estudio constaba de dos sesiones; en la primera, se visitaba el hogar de la mujer candidata a ser incluida en el estudio, donde se completaban diferentes cuestionarios y se fotografiaba a su hijo y a su perro. La segunda sesión tuvo lugar en el MGH, donde se realizó un análisis fMRI para monitorizar los patrones de activación de estructuras cerebrales específicas mediante la detección de cambios en el flujo sanguíneo y los niveles de oxígeno.
Mientras la mujer estaba en el aparato de resonancia magnética se proyectaban una serie de fotografías, alternándose fotos de su hijo y su perro con las de un niño desconocido y el perro perteneciente a otro participante del estudio. Después de la sesión de resonancia, cada participante completó evaluaciones adicionales, para reducir aspectos subjetivos del estudio como el grado de atención de cada participante. De las 16 mujeres inscritas originalmente, se contó con información completa y datos de resonancia magnética para 14 participantes.
Los estudios de imágenes revelaron similitudes y diferencias en la forma en que las regiones cerebrales reaccionaron a las imágenes del propio hijo y perro de una mujer. Previamente se habían sido descrito regiones cerebrales claves en estímulos tales como emoción, recompensa, afiliación, procesamiento visual e interacción social; éstas mostraron una mayor actividad cuando los participantes vieron a su propio hijo o a su propio perro. Una región conocida por ser importante en establecer vínculos, la sustancia nigra / área ventral tegmental (SNi / VTA), se activó solo en respuesta a las imágenes del propio hijo de cada participante. La circunvolución fusiforme, que está involucrada en el reconocimiento facial y otras funciones de procesamiento visual, mostró una mayor respuesta a las imágenes propias del perro que las imágenes propias del niño.
El Dr Luke Stoeckel, co-autor del estudio afirma que: Aunque es un estudio de sólo 14 individuos, los resultados sugieren que hay una región cerebral importante para la formación y el mantenimiento de vínculos que se activa tanto cuando las madres ven imágenes de sus hijos como de sus perros. Sin embargo, las diferencias observadas en la activación de otras regiones, pueden reflejar la variación en el curso evolutivo y la función de estas relaciones. Por ejemplo, se ha descrito previamente que la región SNi / VTA tiene un papel importante en el vínculo entre humanos y en animales. Pero en este estudio, esta región mostró una mayor desactivación cuando las madres vieron las imágenes de su propio perro, en comparación con la mayor activación observada en respuesta a las imágenes de su propio hijo, como era de esperar. En este estudio sugieren que la activación de la circunvolución fusiforme a las imágenes de los perros de los participantes puede estar relacionado con una comunicación humano-perro basada visual más que verbal.
El coautor Randy Gollub, de la unidad de psiquiatría de MGH añade: «Dado que la fMRI es una medida indirecta de la actividad neuronal y solo puede correlacionar la actividad cerebral con la experiencia de un individuo, sería interesante ver si al aumentar el número de individuos y diferentes experiencias en estudios futuros para validar si los patrones de actividad cerebral encontrados están realmente vinculados a las funciones cognitivas y emocionales específicas en las relaciones humano-animal.
Los investigadores de este estudio comparten que se necesita más datos, para ver si se observan los mismo patrones en otras poblaciones, como mujeres sin hijos, padres de niños adoptados, y en las relaciones con otras especies animales.
Artículo original: https://www.massgeneral.org/News/pressrelease.aspx?id=1747
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